sábado, 22 de agosto de 2015

"Si quieres adaptar el ser madre a tu vida laboral, tendrás que reinventarte"



Tras varias semanas intentado cuadrar nuestras agendas de madres y trabajadoras, finalmente Diana y yo conseguimos quedar para tomar un café y charlar un rato. A las nueve de la mañana de un martes, ambas hacíamos entrada en el lugar escogido para el encuentro, así que no hubo esperas, ni pausas; solo una cálida sonrisa que, como las auténticas, llegó a tocar los ojos de nuestra invitada. Diana se licenció en Psicología Clínica en la Universidad de La Laguna (Tenerife), comenta que su vocación fue siempre aliviar el sufrimiento humano. Hace unos cuatro años que decidió emprender la aventura del emigrante junto a su pareja, hoy en día su marido. Si la buscamos en redes sociales encontraremos que su apellido es González, mientras que en su blog de psicología, Una psicóloga en Liverpool, ella misma se denomina Frias.



Diana, en un momento de nuestra conversación


-Diana, ¿tu apellido es González o Frias?
-Soy González Mendoza en España aunque aquí soy Diana Frias. No me gustaba la idea de cambiarme de apellido, pero lo hice para que mi hijo también se identificara conmigo, ya que entre Portugal -de donde es mi marido-, España e Inglaterra hay diferencias con la legislación respecto a ese tema. No tiene nada que ver con pretender perder mi linaje ni tomar el apellido de mi marido por considerarlo el más importante.

-¿Qué edad tiene tu hijo?
-Dos años y medio, se llama Paulo y es nuestro “pequeño inglesito”.  Ya es casi trilingüe puesto que con su padre habla portugués. Yo intento hablarle solo en español aunque uso muchas expresiones hechas en inglés. Cuando mi hijo nació íbamos a grupos de juegos aquí, y sin darme cuenta adquirí ese tipo de expresiones, ¿sabes esas cosas que se dicen amorosamente a un bebé? Mi marido siempre le habla en portugués y creo que gracias a nuestro esfuerzo diferencia las tres estructuras perfectamente.

-¿Desarrollas aquí tu profesión?
-Sí, trabajo principalmente con españoles y espero hecerlo pronto en ingles, mi habilitación está en proceso. Es mi gran reto. Para hacer terápia no solo necesitas hablar el idioma, necesitas conocer el color del idioma en el que hablas para trabajar con él en profundidad. Quedarme embarazada cambió mis planes, pensé incluso en desarrollar otra profesión. Pero mientras mi hijo crecía y compartía momentos con otras madres españolas me di cuenta de la necesidad que tenía la comunidad de españoles de acceder a un psicólogo con el que pudieran usar su propio idioma. Muchos de mis clientes entienden que en su lengua madre les es mucho más fácil pedir ayuda y recibirla. Así que me animé y puse en marcha el proyecto antes de lo que había planeado. Estoy encantada porque puedo dar salida a mi vocación y desarrollar mi profesión, con una disponibilidad muy flexible; que es justamente lo que necesito para criar y educar a mi hijo con la calidad que deseo.

-¿Echas de menos tu tierra?
-Muchísimo, el clima es lo que peor se lleva aquí, eso lo sabrás si eres del sur. A medida que ha ido pasando el tiempo, además de tomar vitamina D en comprimidos (risas) me he dado cuenta de que ya estoy algo más acostumbrada y me voy haciendo más al clima, disfrutándolo más. Antes estaba realmente dolida con esa parte de mí que no podía tomar sol y que no podía ver el mar, cuando todos los días de mi vida lo había hecho en Tenerife.

-¿Por qué elegistéis Liverpool para vivir?
-Mi marido llevaba dos años trabajando aquí de lunes a viernes y yo estaba en Madrid, a donde él venía cada fin de semana. Llegó un momento en el que decidimos que no podíamos estar así, llevando esta vida que no nos permitía asentarnos como pareja; y cuando él ya se volvía definitivamente a España le ofrecieron aquí un puesto de manera permanente, así que volvieron a cambiar nuestros planes. Allí la crisis estaba asentada y mis oportunidades no eran las esperadas, entonces decidimos tomar el cambio de rumbo que se nos presentaba y nos vinimos. No entraba en nuestros planes quedar “embarazados” en el primer mes, (risas) pero eso fue un cambio de curso no solo interesante, sino el mejor que nos ha ocurrido en la vida.

-¿Cuál es el perfil del paciente que encuentras con más frecuencia en tu consulta?
-Principalmente son mujeres ya que son las que más solicitan ayuda psicológica. Jóvenes, las nuevas generaciones son las más abiertas a usar la herramienta de la psicología para sacarle mayor partido a su vida. Cada vez la gente es más partidaria de buscar ayuda sin esperar a que su vida esté realmente derrumbada. Obviamente también vienen hombres y parejas; estar aquí supone grandes crisis en la historia personal de cada uno que inevitablemente afectarán a una vida en común. Hay algo muy interesante que comentan muchos en consulta y es que la mayoría de los españoles cuando llegan y eligen personas para relacionarse admiten “escoger menos”, o ser menos selectivos que si estuvieran en España. Parece que nos quedamos con lo que tenemos alrededor, y todo eso es ya una crisis en sí. En general, el emigrante se expone a muchísimos cambios, por lo que si ya traemos demasiado peso en la mochila nos cuestan trabajo encajarlos. Por eso vaciar la mochila de vez en cuando siempre viene bien.  

-¿En qué trabajan tus pacientes, son profesionales en su sector?
-Unos pocos sí trabajan en su sector, pero la gran mayoría trabajan en el sector servicios siendo muchos de estos profesionales cualificados en otras áreas. Pero no es tan fácil, ya sea por el handicap del idioma o porque son extranjeros, y quieras o no, hay muchísima gente que pone limitaciones a eso; o ya sea porque están en una vulnerabilidad emocional propiciada por estar desubicados.
Por otro lado, también hay muchísima gente que está bien adaptada, que está acostumbrada a los cambios, a viajar, y que encuentra esto como una aventura más que querían vivir, ellos quizás vengan por otros temas. Pero la gran mayoría de la gente que viene a la ciudad empujada por las condiciones laborales que padecemos en España se siente dañada psicológicamente. 

-¿Cuál es el problema predominante de las mujeres con hijos que acuden a tu consulta?
-El principal problema es la tristeza de tener lejos a los suyos. También consideran una oportunidad que sus hijos estén aquí, pero a la vez está siempre ese sentimiento de "estoy sola", sola tirando del carro de mis hijos. Aún a sabiendas de que no son las primeras mujeres que lo hacen, sienten que esta relalidad no encaja con la naturaleza de la familia. Lo natural no es criar a los hijos solas, encerradas en una casa. La humanidad ha evolucionado apoyándose en el grupo: las madres estaban juntas, los bebés estaban juntos, y todos se relacionaban. Meterte en un apartamento o en una casa, y sacar a tu hijo adelante sola, cuando tu familia está lejos, cuando no tienes a una madre para que se quede con él media hora mientras tú te das un baño...  es muy duro para nuestro cerebro y para nuestras emociones, porque no es “natural”. Se puede hacer, obviamente. Pero sienten que estarían mejor con esa red de familia o amigos cerca.

-¿Como afecta esa soledad a las madres expatriadas? 
-A veces muy mal. Hay algunos casos de depresiones post parto que están muy relacionadas con estar lejos de los suyos y sin apoyo. Ser un expatriado es como ser adolescente de nuevo descubriendo el mundo, porque ahora es otro mundo, con otras costumbres, otra naturaleza, otro idioma. No quiero decir que uno tenga que vivir siempre en el mismo sitio para estar bien, lo que quiero decir es que hay muchos retos que la gente asume obligatoriamente sin que tengan esa naturaleza aventurera para estar cómodos con ello. Si además se le suma el reto de ser madre... y ser madre por primera vez; que ya es uno de los mayores retos de la vida, una de las mayores adaptaciones que tiene que sufrir la mujer, la pareja, pero sobre todo la mujer. Son un cúmulo de cambios físicos y psicológicos importantes, cómo hacer frente además a los cambios del medio. Se puede, obviamente, tú y yo estamos aquí porque se puede. Pero de otra forma quizás hubiese sido menos duro. (Risas) 

-¿A qué nos agarramos para salir adelante en esas situaciones?
-Lo más frecuente es que de primeras construyamos una de red social de españoles, que quizás no es buena ni para aprender el idioma ni para adaptarse e integrarse en el medio, pero sí lo es para compartir sentimientos y opiniones. Viajar a menudo a España es otra herramienta, hay gente que, si pudiese dormir allí, cogería el avión todos los días para venir a trabajar. En cualquier caso lo que debemos buscar es el sentirnos bien sin dañar o faltar el respeto a los demás. 

-En contraposición a las tensiones internas que nos puede generar la soledad de criar a nuestros hijos en un país extraño, las madres que estamos aquí también ganamos algo ¿no?
-Claro que sí, muchísimo. Ganamos la fortaleza de vernos capaces. La alegría en muchas ocasiones de poder educar a nuestros hijos como nosotros queremos. (Risas) Es una oportinudad de empoderarnos como madres libres y seguras en esa relación más natural con nuestros hijos. Una madre en un país extraño es una madre luchadora, forzada a crecer muchísimo más que aquellas que reciben ayuda con todo.

-¿Crees que todas las madres nos tenemos que reinventar laboralmente?
-Posiblemente, para obtener una conciliación real y poder encajar una actividad laboral o hasta intelectual. La mujer hoy en día está integrada en el mundo laboral, cualificada incluso más que los hombres -es cuestión de estadísticas, se matriculan en la Universidad mayor número de mujeres que de hombres cada año- y además pesa sobre ella la carga familiar. La carga de los hijos, de manera natural, está en nosotras, y cuanto más pequeños sean éstos mayor es el tiempo y energías dedicadas a ellos. La realidad es que si quieres adaptar el ser madre a tu vida laboral tendrás que reinventarte, ya sea con menos horas, con otra actividad, o aparcando por un momento tu vida profesional y continuándola más tarde. Esa es una de las ventajas que tenemos estando aquí, en este país hay más posibilidades de conciliar que en España. Este país, en general, permite horarios flexibles, jornadas más adaptadas a las familias, permite llevar a tu hijo días sueltos a la guardería, sin necesidad de que vayan los cinco días de la semana durante todo el día. La mujer de hoy es más que una ama de casa. No digo más como si eso fuera ser mejor, mucho cuidado con eso; digo más porque hemos sumado actividades, no porque una madre que haya escogido quedarse en casa cuidando de sus hijos sea menos.

-Con esa suma de actividades ¿estamos más atadas o más liberadas?
-Es lo de siempre, es la historia de la mujer de hoy. ¡Nos han vendido la moto pero bien! Nos han dicho: sí, sí, podéis aportar muchísimo a la estructura económica, formaos, entrad, generad dinero y riquezas. Pero la asunción de las tareas de manera equitativa e igualitaria todavía no es una realidad, aún queriendo el hombre y la mujer modernos, hay tantos estereotipos y tantas costumbres detrás, tanta cultura, que todavía tenemos que estar sacudiéndonos las migajas de aquello. Es muy difícil conciliar para los dos, porque si la mujer tiene que hacerlo, el hombre también; si no, es imposible. En mi caso, si mi marido no llega a una determinada hora yo no puedo atender a mis clientes, si él tuviese un trabajo menos flexible yo no podría desarrollar mi actividad professional. Porque además de pasar tiempo en la guardería mi hijo necesita estar en casa y necesita de sus padres. Debemos conciliar todos para poder tener familia sana. 

-Muchas veces gracias a las guarderías podemos seguir desarrollando nuestras profesiones, pero ¿no crees que aquí el precio es un poco excesivo? (Alrededor de 42 libras al día, de 8 a 6, lo que se traduce en unos 60 euros diarios)
-Sí que son excesivas. El modelo de las guarderías continua siendo el de si tu bebé va a la guardería es porque ganas dinero trabajando, por eso dejas a tu hijo allí; o tienes tanto dinero que le puedes dejar allí aunque no estés trabajando. Lo cual es un error, porque puede ser que no tengas tantísimo dinero pero sí que te gustaría tener a tu hijo unas horas para que se socialice, para que escuche la lengua y se forme interactuando con los niños del país en el que se está criando. Si no es así, al final lo que tenemos es un bebé “extranjero” con nuestros miedos y nuestra falta de adaptación. Cuando mi hijo empezó en la guardería yo no trabajaba pero sí le llevaba un día en semana, unas horas, para que fuera integrándose en la cultura. Recuerdo que para mí fue como si se me rompiera una tripa. Fue demasiado doloroso para que ocurriese de manera brusca, como tiene que ocurrir a los cuatro meses en España, que es cuando se termina el periodo de maternidad, y los niños tienen que ir a la guardería durante un montón de horas, con un escaso o ningún periodo de adaptación. Eso no es bueno ni para el bebé ni para ti como madre, la vivencia de ese proceso tiene repercusiones psicológicas. El Estado español todavía no entiende la importancia de la salud de los niños y de la natalidad del país, Reino Unido apuesta más por esas políticas que hacen que un país crezca o no, mientras que en España se limitan a las nuevas generaciones para seguir con su vida natural.


-Hemos dicho que las madres expatriadas también ganamos creciendo como tal fuera de nuestro entorno, pero ¿qué ganan también nuestros hijos aparte del idioma?
-Pues ganan el idioma como hemos dicho, pero no solo uno, los que quieran; porque serán mentes preparadas para aprender idiomas. Ganan las riquezas culturales, la apreciación de las diferencias. Ganan un pensamiento plural que les abrirá puertas, que les hará ser personas más preparadas para la vida.

-¿Entonces socialmente están más preparados o también pueden tener problemas para adaptarse?
-Todo depende de nosotros. Por supuesto también de si nacen aquí, o de la edad con la que vengan. Pero los niños están felices si tu estás feliz, esa es la regla de oro y la que tenemos que recordar. Si tú estás adaptado y contento tu hijo lo estará, pero si no, tu hijo crecerá con ese sentimiento, entendiéndote a ti y siendo empático contigo; y eso le hará asumir esos sentimientos de infelicidad como propios. Por eso es importante que nosotros seamos felices, que las incomodidades de estar aquí puedan resolverse lo antes posible y no se las transmitamos. Ayuda, por ejemplo, que se trate de hablarlas con la pareja en privado.

-Un niño que viene hablando español ¿cuánto tarda en hacerse con el idioma y en adaptarse?
-Normalmente, antes de los 12 años la adquisición de otras lenguas es muy buena, a partir de ahí la plasticidad del cerebro es menor, la lengua está establecida y cuesta más trabajo aprender, obviamente se puede como lo hacemos los adultos, pero es más difícil. Así que cuanto antes expongamos a nuestros hijos al nuevo idioma, mejor. O esta es la teoría que se ha aceptado como cierta hasta el momento. Hoy hay algunos estudios que dicen que mientras que los niños se adaptan naturalmente a aprender cosas nuevas, los adultos aprovechan sus experiencias de vida para aprender. Por lo que, aprender un idioma no es necesariamente más difícil con la edad, simplemente se trata de usar herramientas diferentes. Obviamente los rasgos de personalidad siempre tienen que ver; a un niño tímido, al que le cueste más relacionarse y por ende adaptarse, habrá que hacerle ver las ventajas que tiene pasar un periodo de su vida inmerso en otra cultura, y la de cosas que puede ganar con la nueva experiencia. Y tampoco nos podemos echar la culpa de cómo son nuestros hijos, siempre hay una manera mejor de hacer lo que hicimos, pero eso no significa que no hayamos puesto todas nuestras intenciones en hacerlo lo mejor posible, eso es lo único válido. El sentimiento de culpa sí que es traicionero y sí que hace que hagamos las cosas mal.

-Los lectores no lo sabrán pero hay un grupo en Facebook de madres y padres de habla hispana de la ciudad y sus alrededores. ¿Crees que es una herramienta útil?
-Sí que lo es, pero depende de cómo se use. Cada madre, cada familia y cada situación es única, y en el corazón de cada padre está el hacerlo lo mejor posible. Aún así caemos en el error común de decir a otros padres cómo lo “deben” hacer .Y los momentos o espacios que deberían ser para compartir respetuosamente se convierten en espacios dedicados a  determinar qué o quién es mejor o peor. Reunirte con mamás y no conseguir empatizar es muy frustrante. Sin embargo, en muchas ocaciones logramos ahorrarnos comentarios que no ayudan a nadie y hacer comentarios constructivos. La cultura española es más un "mejor o peor" todo el rato que no sólo es agotador, sino también dañino. Por eso creo que el grupo es una buena herramienta que debe usarse más para empatizar con otras madres y compartir las cosas buenas, informaciones que nos pueden interesar a todas las familias, etc. Y tu blog. Claro, puede ser una oportunidad muy buena para que las mamás puedan expresarse. Sería maravilloso que encontrásemos ese apoyo dentro del grupo de las mamás.

-¿Cómo crees que puede afectar a una pareja el venir a otro país con costumbres diferentes, a veces desarrollar una profesión que no es para la que se han preparado, y en ocasiones con cargas familiares?
-Depende de todos esos condicionantes que has nombrado, también si tiene la posibilidad de ir y venir de vez en cuando o si desarrollan una red social importante que puede funcionar como amortiguador de las emociones negativas o frustraciones… Puedes crecer en esa crisis -entendida como un cambio en el medio al que tienes que adaptarte, no como algo negativo- o puede que sientas que la situación está ganándote la batalla. Si ocurre esto último, mi labor será ayudarte a crecer y sobreponerte a tu crisis.

-¿Cuando es aconsejable acudir a un profesional?
-Cuando crees que no eres capaz de hacerlo solo. Entonces es aconsejable que otra persona te ponga en diferentes perspectivas. Si tienes algún ápice de esperanza, tienes justo lo necesario para recuperarte. El profesional actúa para ayudar a que la experiencia sea lo menos traumática y más enriquecedora posible.

-Mi percepción es que hay mucha gente que consume sustancias aquí, ¿piensas que puede ser una vía de escape a sus problemas para la gente que llega?
-En Liverpool existe un fácil acceso a las drogas duras y me he encontrado con mucha gente que consume, pero la mayoría ya consumía en España. Liverpool, con el puerto, es una ciudad que mueve mucha droga y, peligrosamente, consumirla no supone un estigma; el verdadero problema es que la gente no entiende que eso afecta a su personalidad y a su vida. Hay gente que no se da cuenta de que no tiene ganas de levantarse por las mañanas porque fuma hachís todos los días, y no lo relacionan con ese malestar. Ese es el principal problema del consumo, que no se conoce y entiende de verdad todos los efectos que las drogas tienen en nuestra vida cotidiana.

-¿Crees que es falta de información?
-No, creo que es falta de conciencia de esa información. La gente consume los fines de semana, o cada vez que sale de marcha, o incluso sin salir, en el peor de los casos; y los efectos perduran en su sistema nervioso durante días. Son personas más irritantes e incómodas que andan chillándoles a los niños o en la carretera, y no se dan cuenta de que eso está relacionado con que consumieron cocaína en el fin de semana, hachís todas las noches... Eso afecta a la forma de ser, es porque no quieren verlo, porque la gente prefiere vivir en la inconsciencia y responsabilizar a los demás de lo que pasa en su vida, que siempre es más fácil. Animo siempre a dar el paso de comenzar a vivir una vida en conciencia plena, a disfrutarla y a vivirla realmente “a tope” y a ser valientes para recorrer el camino hacia el cambio.

-¿Qué consejos les darías a la gente que está a punto de hacer las maletas para salir de su país?
-Comienzo siempre diciendo que es muy importante tener una buena despedida. Nos da la oportunidad de vivir el duelo y de integrar las emociones y recuerdos con los que más queremos como parte del proceso vital. Abrirnos al cambio y a la experiencia de lo nuevo. Interesarnos por la cultura, por el lugar, por la naturaleza el nuevo sitio; y mezclarnos sin miedo con todo ello, construyendo un nuevo yo. Siempre mejorado, siempre más rico. Si lo asumimos con apertura el proceso será constructivo y nos aportará mucha felicidad, que es precisamente lo que hemos venido a buscar.